Aerotermia: la mejor alternativa para sustituir tu caldera de gas o gasoil
26/03/2025
Ir a listado de noticias26/03/2025
Ir a listado de noticiasCada vez más hogares y negocios están dando el paso hacia sistemas de climatización más eficientes y sostenibles. Uno de los cambios más inteligentes en este camino es sustituir las calderas tradicionales de gas o gasoil por un sistema de aerotermia. ¿Por qué? Porque la aerotermia no solo reduce el consumo energético, sino que también mejora el confort, disminuye la huella de carbono y, a medio plazo, representa un importante ahorro económico.
La aerotermia es una tecnología que extrae energía térmica del aire exterior para climatizar espacios y producir agua caliente sanitaria (ACS). Funciona mediante una bomba de calor aire-agua, capaz de captar calor incluso con temperaturas exteriores por debajo de 0 °C. A diferencia de las calderas convencionales, no necesita combustibles fósiles ni procesos de combustión, lo que la convierte en una solución mucho más limpia y segura.
Uno de los principales beneficios de la aerotermia es su elevada eficiencia energética. Por cada kWh de electricidad que consume, puede generar entre 3 y 5 kWh de calor. Esto se traduce en un ahorro de hasta el 70% en comparación con una caldera de gasóleo y entre el 40 % y 60 % frente a una de gas natural.
Además, si se combina con una instalación fotovoltaica, el coste de funcionamiento puede reducirse prácticamente a cero, generando un sistema de climatización autosuficiente.
A diferencia de las calderas, que solo ofrecen calefacción y agua caliente, la aerotermia puede ofrecer también refrigeración en verano (modo reversible), actuando como un aire acondicionado suave a través del suelo radiante o fancoils. Esto permite un control climático integral durante todo el año con un solo sistema, eliminando la necesidad de equipos adicionales como splits o aires acondicionados.
Al no quemar combustibles fósiles, la aerotermia no emite CO₂ ni gases contaminantes en el punto de uso. Esto supone una reducción directa de la huella de carbono del hogar o negocio. Para una vivienda media que consuma 1.500 litros de gasóleo al año, el cambio a aerotermia puede suponer una reducción de más de 3 toneladas de CO₂ anuales.
Además, cumple con las normativas europeas de descarbonización y se alinea con los objetivos climáticos del Pacto Verde Europeo.
Las calderas de gas y gasoil implican riesgos asociados a la combustión, como fugas, incendios o intoxicaciones por monóxido. La aerotermia, al no usar combustión, elimina estos riesgos por completo.
Además, los costes de mantenimiento son más bajos: sin quemadores, sin depósitos de gasóleo, sin chimeneas… solo un circuito frigorífico y componentes electrónicos que requieren revisiones mínimas, similares a las de un aire acondicionado.
Instalar un sistema de aerotermia mejora la calificación energética de la vivienda, lo que se traduce en una mayor valoración en caso de venta o alquiler. Cada vez más compradores valoran la eficiencia energética como un factor decisivo, y la presencia de un sistema de aerotermia se percibe como una mejora moderna, eficiente y ecológica.
Un sistema de aerotermia puede conectarse a radiadores de baja temperatura, suelo radiante o fancoils, e incluso a algunos radiadores convencionales, aunque en este último caso podría ser recomendable su sustitución para maximizar el rendimiento.
Esto permite una transición progresiva, sin necesidad de realizar una reforma integral, y adaptando el sistema a las características de la vivienda.
Cambiar una caldera de gas o gasoil por aerotermia es una decisión que combina eficiencia, sostenibilidad y confort. Es una inversión de futuro que mejora la calidad de vida, reduce el impacto ambiental y supone un importante ahorro en la factura energética.
Si estás pensando en dar el paso hacia un sistema más moderno, limpio y rentable, la aerotermia es, sin duda, una de las mejores opciones disponibles en la actualidad.